jueves, 29 de octubre de 2015

La increíble guerra de los pasteles




Y no se trata de alguna escena cinematográfica ni una fiesta descontrolada. Fue un hecho de guerra ocurrido en 1838 al 1839 entre México y Francia. Y esta es su historia.

Los franceses desembarcan en Veracruz
Como algunos bien recordarán, un enfrentamiento entre colonos tejanos norteamericanos y tropas regulares mexicanas en el Álamo había significado la derrota de los invasores, persiguiendo el general y presidente mexicano Antonio López de Santa Anna a los restos que huían. Pero en la batalla de San Jacinto es sorprendido, derrotado y detenido, firmando el tratada de Velasco (14 de mayo de 1836) donde reconocía la independencia de Texas, como nuevo estado norteamericano.
El contralmirante Baudin
La política mejicana enfrenta a confederados y unitarios, con violentas manifestaciones. Y a propósito de una de estas, en Tucubaya, un francés de apellido Remontel y dueño de una pastelería acusó que varios oficiales del ejército de Santa Anna se habían comido unos pasteles sin pagarlos ¡en 1832!

Bombardeos de la escuadra francesa
El encargado de negocios de Francia en México, el barón Antoine-Louis Deffaudis, se fue a su país, convenció al gobierno y regresó con una flota de diez barcos de guerra a exigir el pago de los pasteles y otros daños provocados a sus ciudadanos en las revueltas. Una indemnización en total de 600.000 pesos, más 200.000 por gastos de la expedición, cifra gigantesca en ese tiempo. El gobierno del presidente Anastasio Bustamante se negó a pagar, iniciándose el bloqueo de Veracruz, con ataques y bombardeos. Pro Bustamante no se rinde, por lo que llega una nueva flota armada francesa al mando del contralmirante Charles Baudin a reforzar el ataque. Bustamante le pide al desprestigiado Santa Anna que asuma el mando del ejército, pero es derrotado y herido, perdiendo una pierna en el combate.
El general López de Santa Anna

La caída de México era inminente, pero la Flota británica de las Indias Occidentales, al mando de Sir Richard Packenham, se hace presente y obliga a los franceses a retirarse o a combatir. Presionados por la superioridad británica, se firma un tratado de tregua con México, donde estos últimos acuerdan cancelar los 600.000 pesos reclamados pero no los 200.000 de compensación solicitados.
La guerra había durado entre abril de 1838 y marzo de 1839, el mismo año en que Chile derrotaba a la Confederación peruano-boliviana de Andrés de Santa Cruz.

Y así terminaba una guerra absurda, pagándose por unos pasteles la cuenta más cara de la Historia.


sábado, 3 de octubre de 2015

Alguien dijo que la Guerra de 1879 fue provocada por Inglaterra.




Nada es más dramático que una guerra entre países, y la historia universal es clara demostración de lo que señalamos. Miles de años de guerra han cobrado millones de víctimas y generado tremendos desastres humanos. Y nuestro país también debió enfrentar episodios bélicos en varias oportunidades durante el agitado siglo diecinueve.

Las guerras por la independencia que se inician en 1813 en tiempos de José Miguel Carrera, y que se van a prolongar en el tiempo bajo distintas circunstancias y nominaciones: reconquista, patria nueva, toma de Valdivia, anarquía, incorporación de la isla de Chiloé, la guerra a muerte, y así una y otra vez tratando de consolidarse como país y como territorio. Y con nuestros vecinos en más de alguna oportunidad, como la guerra contra la Confederación peruano-boliviana de 1837-1839, contra España por apoyar a Perú en 1865-1866, y finalmente la Guerra del Pacífico o del Salitre, entre 1879 y 1883.
General boliviano Hilarión Daza
Esos son los momentos de nuestra historia. Y si no hubo más conflictos en esos años, es porque Chile se sometió a la "buena vecindad" más que a la defensa de sus derechos. Y muestra de ello es la venta boliviana de la Puna de Atacama a Argentina, en momentos en que era territorio chileno conquistado en la guerra del Pacífico (1883). Bolivia posteriormente negoció su territorio perdido con Argentina (en clara actitud bélica contra Chile) quedándose Buenos Aires con 64.000 kilómetros cuadrados y Chile solo con 11.000  de los 75.000 kilómetros cuadrados conquistados por Chile en la guerra.
Y así pasó con la Patagonia, Laguna del Desierto y otros casos.

Pero en un discurso de la semana pasada, el presidente boliviano señaló que la guerra del Pacífico había sido provocada por Inglaterra, concepto que muchos repiten sin reflexión profunda. La crisis comenzó cuando Bolivia desconoció los tratados y se enfrentó a la Compañía de Ferrocarriles y Salitre de Antofagasta, de propiedad de chilenos en un 65 por ciento, mientras el 35 por ciento restante pertenecía a la Casa Gibbs de Londres, por lo tanto era mayoritariamente chilena.
El intento boliviano de expropiar y rematar las salitreras fue la causa del desembarco chileno en Antofagasta el 14 de febrero de 1879.  El 1 de marzo de 1879, Bolivia se declaraba en estado de guerra con Chile. En el artículo 1° de esta declaración se lee:  "Queda cortado todo comercio y comunicación con la República de Chile mientras dure la guerra que ha promovido a Bolivia".
Coronel Thomas North
Solo cuando Perú reconoció la existencia de un Tratado Secreto entre A todo esto, el futuro rey del salitre, el aventurero inglés Thomas North había llegado diez años (1869) y trabajaba en Iquique, entonces puerto peruano. Recordemos que el presidente Manuel Pardo había establecido la ley del estanco en las salitreras, y entregado bonos o certificados a plazo a sus propietarios. En 1878 North arrendó las oficinas de la Compañía de Aguas de Tarapacá. Allí comenzó a hacer su fortuna, junto con la compra de algunas salitreras a bajo precio.
Pero de allí a creer que North o el Imperio Británico provocaron la guerra es uno más de los mitos que hemos escuchado antes y que seguimos escuchando incluso de personas que imaginamos se informan bien antes de emitir sus opiniones.

Los negocios de North forman parte de una historia que comienza luego de la capitulación de Lima en enero de 1881, cuando cobra las acciones correspondientes a las salitreras vendidas por Perú anteriormente. Y esa es otra historia.

domingo, 27 de septiembre de 2015

El irlandés que encontró una salida al mar para Bolivia.



A veces tanta información termina por confundirnos, como ha ocurrido con el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Si algo queda claro es que se va a iniciar un proceso judicial en el cual deberán cumplirse las siguientes etapas: Chile debe enviar por escrito su Contra-memoria para enfrentar la argumentación boliviana. Luego Bolivia deberá presentar en forma oral su Réplica a la argumentación chilena y finalmente Chile deberá presentar su Dúplica, para rebatir la última argumentación boliviana. Recién ahí se cierra el caso y, para eso, aún faltan varios años.

Lo que nos podría interesar ahora es saber por qué Bolivia dice que nació con litoral en 1825, argumento planteado incluso por los jueces de La Haya. Y quiero retroceder un poco antes de los días de la independencia.

Como bien sabemos todos, Chile abarcaba desde el desierto de Atacama (frontera natural con Perú) y por el norte ocupaba extensos territorios de la actual república Argentina, incluyendo Mendoza, Cuyo y otras zonas. Es por eso que en su Recopilación de las Leyes de los Reinos de Indias, el rey Felipe IV establecía en la ley n°5  que la frontera de la audiencia de Lima alcanzaba, en forma exclusiva, por el sur hasta la frontera con Chile. Y en el caso de la Audiencia de Charcas (actual Bolivia), la ley n° 9  señalaba que limitaba al sur con Chile, precisamente porque entonces el actual norte argentino pertenecía a la Capitanía General de Chile, como lo señalamos más arriba. Esto quedaba así establecido en 1680.

Y cuando se crea el virreinato de La Plata (Buenos Aires) en 1776, ese norte que pertenecía a Chile se le entrega a la nueva organización política y administrativa creada por España. Charcas pasaba a depender ahora de Buenos Aires.
El mariscal Antonio José de Sucre

Entre los fundamentos de la demanda boliviana se señala que “los Derechos de Bolivia sobre su territorio de Atacama, junto al Océano Pacífico, se remontan a los tiempos de las culturas precolombinas, y tienen una incontrovertible legitimidad jurídica, desde la Colonia española”. Solo basta recordar que en tiempos prehispánicos no existían los actuales países latinoamericanos y que el imperio Inca (peruano) llegaba hasta el Maule.

Pero volvamos al tema inicial.
Al declararse la independencia argentina en 1810, Charcas había vuelto a depender del Virreinato del Perú. Por eso, con la victoria patriota de Ayacucho (1824) desaparecía el virreinato peruano y el Alto Perú, ahora República de Bolívar, lograba su independencia. Territorio mediterráneo desde tiempos coloniales, obliga a Bolívar a buscar una salida al mar. La salida lógica es el puerto peruano de Arica, pero el entonces presidente del Consejo de Gobierno peruano que ha reemplazado a Bolívar, el mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz, rechaza la solicitud.
                                                                                                                                                                   
Entre los oficiales de Bolívar se había integrado el irlandés Francis Burdett O'Connor, quien había llegado a América del sur en 1819, con oficiales y hombres de tropa para integrarse a la división angloirlandesa de Venezuela. Luego de varios encuentros militares con los realistas se une al ejército de Bolívar participando en la batalla de Junín. Se convierte en periodista, se casa, y es nombrado gobernador de Tarija, donde llama a los irlandeses a poblar la nueva república.

Es entonces cuando Bolívar y Sucre encomiendan a Francis Burdett O'Connor, este coronel irlandés al servicio de la independencia, para encontrar un puerto para Bolivia. Luego de recorrer extensas regiones, Burdett establece que la caleta de pescadores changos llamada Cobija será ese puerto. Y el 8 de diciembre de ese año 1825, Bolívar proclama a Cobija como el Puerto Nacional de Bolivia.
Para comprender mejor el tema, leamos la carta enviada por el mariscal Antonio José de Sucre a O'Connor:
Francis Burdett O'Connor, ya anciano

"Al Señor Coronel Jefe de Estado Mayor General, Francisco Burdett O'connor
Señor:
Su excelencia el Libertador ha tenido á bien conferir á Usia una comisión de suma importancia, la cual, verificada con buen suceso, le granjeará no solo honra, sinó gratitud de todos los pueblos del Alto-Perú" y seguía diciéndome: que esta nueva república, carecia [sic] de un puerto de mar; que me dirijiese á la costa de Atacama, levantase un mapa del Loa, Cobija, Mejillones y Paposo y habilitase para el comercio el que encontrase mejor". (Recuerdos, de Francisco Burdett O'Connor)

Y en sus memorias agrega:
"Al día siguiente (10 de diciembre de 1825) emprendimos el reconocimiento de todos los puertos mencionados en mis instrucciones, y hallamos que el de Cobija tenía el mejor fondo para ancla y el puerto más cómodo también, aunque escaso de agua, pero de poder aumentar la cantidad".
O'Connor será destinado más tarde a reorganizar las tropas peruanas y bolivianas que ahora se han integrado a la Confederación creada por Andrés de Santa Cruz y que significará la guerra de Chile contra la Confederación peruano boliviana de 1837 a 1839.


Así comenzó la historia que todavía no termina. Y el papel que jugó el irlandés Francis Burdett O'Connor en ella.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Balmaceda en el recuerdo.

El 19 de septiembre de 1891 el presidente de la República, don José Manuel Balmaceda, se quitaba la vida con un disparo de pistola en su sien. Había gobernado exactamente los cinco años de su periodo. Presidente mártir ante una sociedad que lo rechazó groseramente, tildándolo de loco, donde un congreso dominado por los intereses del salitre incluso llegó a firmar un acta de deposición del presidente.

¿Quién pudo imaginar ese desenlace si tan solo cinco años antes había sido elegido por mayoría absoluta, con el respaldo de los partidos liberales, democráticos y radicales, con un país enriquecido luego de concluir la Guerra del Pacífico? Chile contaba con la flota naval más poderosa del Pacífico sur, un ejército triunfador y un proyecto de desarrollo como nunca antes se había presentado.

Pero la guerra contra él se inició mucho antes que en los campos de batalla. Una oposición cerrada, que imponía ministros, que bloqueaba las iniciativas de construir escuelas y ferrocarriles, acusando a Balmaceda de estar "derrochando el erario nacional", y que finalmente, en una maniobra plena de veneno político, rechazaba el presupuesto para las fuerzas armadas y navales de la nación. Con esto habían imaginado que el ejército se pondría en contra del presidente, pero los generales se mantuvieron fieles a su doctrina constitucional, pagando con sus vidas esa lealtad en la batalla de Placilla. Los generales Barbosa y Alcérreca fueron deshechos a lanzas y sables congresistas el 28 de agosto de 1891.
Y vino la persecución de los balmacedistas, los fusilamientos, las cárceles y el triunfo de un parlamentarismo que le significó a Chile un tremendo retroceso. Solo en 1925, el presidente Arturo Alessandri, promulgaba la nueva constitución, que devolvía el sistema presidencial,
El propio Arturo Alessandri en sus años jóvenes, fue un declarado opositor a Balmaceda; y sin embargo, al escribir sus memorias de la guerra civil lamentaría haber estado en contra del presidente.

Al cumplirse un aniversario más de su trágica muerte, nuestro recuerdo para don José Manuel Balmaceda.

domingo, 12 de julio de 2015

Constanza Nordenflycht en los recuerdos

Entre mi último año de enseñanza escolar y el primero en la Universidad, me acostumbré a visitar la librería que Editorial Orbe tenía en pleno centro de la capital, en la Galería Imperio, local 256, donde seguramente ahora debe haber una farmacia o una peluquería.
Por una casualidad había conocido en una feria del Parque Forestal al escritor Manuel G. Balbontín y su invitación a visitarlos formó parte de mis imborrables y enriquecedores días junto a los escritores chilenos. Allí compartí con autores como Armando Venegas Harbin, quien me dedicó su novela "La Caja de sándalo", o los cuentos de humor de Armando Cassígoli, entonces profesor mío de redacción en la Universidad de Chile. A veces veía a la señora Magdalena Petit, sentada y sonriente, y a varias leyendas que crecían en importancia en mi espíritu juvenil al conocerlos a tan pocos metros, en medio de los estantes apretujados de literatura.
Revisando mi biblioteca, medio siglo después, con sus cientos de libros entre los que destacan los títulos de esos años del recuerdo y que conservan en sus dedicatorias las firmas  de sus autores,  encontré una pequeña obra dedicada a "Constanza Nordenflicht en la vida de Diego Portales", de Gustavo Opazo Maturana y Gabriel G. Balbontín.

En sus páginas se reconstruye la vida sentimental del todopoderoso ministro, y seguimos paso a paso la agonía sentimental que va consumiendo a la joven Constanza, sus embarazos, sus hijos nunca reconocidos por Diego Portales. Dejemos a los autores recrear esos momentos:
"La joven Constanza sufre lo increíble, su pasión de los quince años va a tomar las formas de una realidad amarga y dura. Tuvo que salir de la casa de la Marquesa a irse a refugiar a un barrio distante, el del curato de San Isidro. El 24 de septiembre de 1824 nace la primera hija. La criatura no está desamparada y la llevan a la pila bautismal su tía Dolores y su esposo don Lorenzo Plaza de los Reyes, quienes la apadrinan (...) Se le puso el nombre de Rosalía de los Dolores y fue inscrita en los libros parroquiales de San Isidro como hija de don Diego Portales y de doña C.N., solteros, nacida bajo palabra de matrimonio".

Dos años más tarde, en la parroquia de San Lázaro se ponía óleo al pequeño Ricardo, "hijo natural de don Diego Portales y de doña A.T.". Bajo estas dos letras se ocultaba el verdadero nombre de doña Constanza Nordenflycht, hijo que nacía sin la promesa de matrimonio y que Portales ocultaba para "mantener a Constanza fuera de toda sospecha, y para no agravar también su culpa" como lo describen los autores citados. A Portales se le prohibió visitar a la joven madre. Pero a la muchacha, de apenas dieciocho años y con dos partos en su débil contextura, la llevaron a un estado de extrema ansiedad y en julio era atacada por la neumonía. Hecho testamento, declara tener dos hijos de Diego Portales. Con un esfuerzo enorme logra sobreponerse al mal.

Pero el amante futuro ministro rechazaba acercarse a la niña, la que languidecía por su ausencia.  Para Portales, tan ajeno a las emociones humanas, la actitud de Constanza era "emperrada y testaruda".
La niña Constanza, nacida en Lima en 1808 y de origen sueco,  vive con sus parientes chilenos los marqueses de Azúa y Marín de Poveda, cuyas cuentas administraba el presbítero José Antonio de la Torre y Saravia.

Como maestro de los hechos consumados, Portales se convertía en Ministro de Interior y Guerra pocos días antes de la masacre de Lircay de 1830. Y la sola presencia de Constanza y sus hijos era un riesgo para su prestigio. Al verla una vez, desgastada por su tragedia y con tan solo veintidós años, Portales la recordó como "una historia desagradable".
En mayo de 1832 la joven Constanza está grave una vez más. Portales se escribe con el cirujano mayor del ejército Carlos Burton, y doctor del Hospital de Mujeres de San Borja. Exige que no se  mencione la enfermedad anterior. ¿Cuál? Ahora ella está postrada con escarlatina. Portales, con esa frialdad que ha definido su personalidad, le pide al doctor Burton que impida que Constanza tenga más hijos.

Y es más. "Si desgraciadamente muere la enferma - le escribe a Burton - es preciso que se haga pública la causa o enfermedad que le dio a muerte".(...) Si usted no cree necesario someter a la consideración de la junta (médica) el secreto, puede omitirlo y tratar solamente la escarlatina como su único mal" (Op. cit.)
Y cual libreto del más inimaginable romanticismo, la repuesta joven Constanza, ya de 25 años, arranca de la tutela familiar y religiosa a la que ha sido sometida desde sus 15 años, y viaja en coche a reunirse con Portales, dejando atrás a sus dos hijos. El ministro se sorprende, pero su naturaleza incontrolable concibe un nuevo hijo, esta vez un bastardo, cuyo padrino será el jardinero, siendo bautizado en la Parroquia de la Matriz bajo el nombre de Juan Santiago de los Dolores.

Portales se siente atrapado en medio de esta historia de la que quiere arrancar. Hasta que toma la decisión y se instala en una hacienda cerca de La Ligua. Allí se enreda en amores con la joven hija de los hacendados del lugar, los Vargas de Olivares y Roco de Carvajal Covarrubias y Lisperger. Ella se llama María Mercedes Orrego y Vargas, y Portales se impresiona con tanta belleza unida a su natural gracia y aptitudes artísticas. "No se vio más preciosura en el orbe hasta el confín" le escribe el ministro en apasionadas coplas.

Constanza sigue su amargo abandono en Valparaíso. Pero un día Portales se entera de la muerte del sacerdote de la Torre, que administra las fortunas de su familia en Santiago, viaja al puerto y convence a Constanza que regrese a la capital, para mejorar las relaciones familiares y así obtener la herencia que podría corresponderle.  Pasan unos pocos años, Constanza sigue abandonada en su amor enfermo, Portales asciende en poder, promulga al constitución de 1833 y la viola las veces que considera necesario. Prueba de ello son las leyes de enero y febrero de 1837, donde castiga con la muerte por fusilamiento de aquel que conspire contra el estado. Son cuatro meses donde "empezó en Chile el periodo del terror, que produjo vergonzosos crímenes" escribe Domingo Amunátegui Solar.

No es de extrañar por eso que el 6 de junio de ese año 1837, un motín militar encabezado por el coronel José Antonio Vidaurre, termina con el fusilamiento de Diego Portales en el cerro Barón.

Constanza se entera de la muerte de su amor imposible, postrada en cama en la poco acogedora mansión de la Marquesa. Se existencia se fue apagando, hasta morir un mes después, el 23 de julio de 1837. 
Está enterrada en el Cementerio General de Santiago, en una sepultura perpetua que lleva el número 262.

domingo, 5 de julio de 2015

Amor y muerte


Más de alguno habrá visto y recordará la película Michael Collins, donde se recuerda la lucha de los irlandeses por su independencia en 1916. Este personaje, conocido como "big fella" (grandote) por sus amigos e interpretado por Liam Neeson, es parte de los dramáticos sucesos que terminarán incluso con su vida, durante la guerra civil irlandesa en 1922. Collins tenía 32 años. 
Pero queremos retroceder hasta 1916. 
Joseph Plunkett tenía entonces 29 años, de contextura frágil por una tuberculosis juvenil, poeta y periodista, creador entre otras actividades de una liga de estudios de Esperanto, y miembro de una familia de fuerte nacionalismo irlandés. Incluso su padre ofrecía refugio a los irlandeses que no querían ir a la Gran Guerra Europea (1914-1918) y los entrenaba como futuros soldados para luchar por su país.

Plunkett fue uno de los líderes del movimiento Irish Republican Brotherhood y tenía como asistente al propio iIchael Collins. Se planificó así un alzamiento contra el gobierno británico para la Semana Santa (Easter Week). Pocos días antes, Plunkett cae gravemente enfermo y debe operarse de las amígdalas, pero logra escapar del hospital. Aún envuelto con vendas, se incorpora la grupo revolucionario que se encierra en la Oficina del Correo de Dublín, junto a Collins, y el poeta y amigo Thomas McDonough.

Una pequeña ventana emocional.                                                                                         Plunkett era amigo del poeta McDonough quien estaba de novio con Muriel Gifford, de familia protestante pero convertida al catolicismo, al igual que su hermana Grace Gifford. Esta muchacha había destacado en la escuela de Bellas Artes como dibujante y era ya una conocida caricaturista.
Tan pronto la conoció, Plunkett se enamoró profundamente de Grace y deciden contraer matrimonio las dos parejas en Semana Santa de ese año.
El intento revolucionario fracasa y los activistas irlandeses son muertos y otros detenidos, entre estos últimos Plunkett y su amigo McDonough. Ambos son encerrados en la cárcel de Kilmainham Gaol y condenados a ser fusilados el 4 de mayo.
Angustiada, al saber esta noticia, Grace Gifford corre hacia una joyería en el centro de Dublín, compra un anillo de bodas y junto a un sacerdote se presenta en la cárcel donde se encuentra Joseph. Luego de varios intentos, obtiene el permiso de las autoridades carcelarias y el 3 el sacerdote bendice el matrimonio de Grace y Joseph.

En la madrugada del día 4 de mayo de 1916, Joseph Plunkett y su amigo Thomas McDonough eran fusilados en Kilmainham Gaol. Su cuerpo fue enterrado en Arbour Hill Prison. 
Grace continuó en su lucha, integrándose al IRA (el Ejército Revolucionario Irlandés), falleciendo en 1955.
Queríamos recordar esta página de amor silencioso en medio de tanta brutalidad. 

 Una canción recuerda la unión de Grace y Joseph, de la que solo recordaremos un párrafo:
"Oh, Grace, just hold me in your arms
and let this moment linger
They'll take me out at down
and I will die.
With all my love I place this 
wedding ring upon your finger
There won't be time to share our love
so we must say goodbye..."

martes, 17 de marzo de 2015

No los hemos olvidado.


                Hace exactamente 128 años, a las 12 1/4 del mediodía la campana de alarmas del Cuerpo de Bomberos de Santiago, la "paila" de Meiggs, avisa que se ha declarado un incendio y llama a los bomberos de la ciudad. La columna de humo se alza en pleno centro de la capital del país mientras las máquinas comienzan a salir en dirección  a la calle San  Miguel n° 11 (hoy avenida Ricardo Cumming), propiedad del violinista italiano Vicente Morelli.
                Chile se encontraba terminando la dramática emergencia por el cólera morbo, que había costado cerca de 30.000 víctimas. La calma comenzaba a volver, lo que había permitido al señor Morelli salir de vacaciones con su familia a la costa, y ya siendo tiempo de regresar, le escribe al mozo Manuel Quevedo que fumigue las habitaciones de la casa.
              ¿Cómo se fumigaba? De acuerdo a las instrucciones del gobierno, debía colocarse cinco cucharadas de azufre en un plato y encenderlo, esperar que bajara la llama y dejar que el humo invadiera las habitaciones para limpiar el espacio de pestilencias.
              Quevedo así lo hizo y  cerró la casa, pero no se dio cuenta que la lámpara ubicada sobre la mesa donde había encendido el azufre, tenía abierta la llave de paso del gas.
              Y vino la explosión y el incendio. El Cuartel General de Bomberos recibe el aviso y de inmediato da la alarma, electrizando cuarteles y voluntarios que salen en sus carros mientros otros se guían por la columna de humo y los toques de campana para dirigirse por sus propios medios al lugar. El templo de la Gratitud Nacional, en las esquinas de Alameda y San Miguel, es un referente para concurrir al sitio amagado.
             Media hora más tarde las bombas a palanca y a vapor están trabajando en el amplio edificio de un piso que arde por todos sus costados. A cargo del trabajo de los bomberos está su comandante Emiliano Llona, quien da instrucciones para mantener la mayor precaución por lo dañada que se encuentra la construcción.
             Una hora más tarde comenzaban a retirarse las primeras compañías. Falta controlar algunos pequeños focos que pueden generar un nuevo incendio. Luego de realizar la más completa revisión para asegurarse las condiciones en que ha quedado el edificio, el comandante Llona llama al capitán de la 3a, Pedro Gutiérrez, para darle instrucciones precisas a partir de la revisión hecha por el capitán de la 7a. compañía.
             Gutiérrez se presenta. Hay que apagar los escombros, pero teniente mucho cuidado con el muro norte, que está inclinado y es peligroso. Solo se debe trabajar en apagar los escombros avanzando por el interior de las galerías, pero no salir alpatio por el peligro de derrumbe.
Los heridos son trasladados en medio del dolor de sus compañeros
Gutiérrez distribuye las dos secciones, con el teniente 1° Olegario Briceño avanzando por la galería sur de la casa, y la del teniente 2° Federico Frías por la galería norte. Y les repite la prohibición de salir al patio.
Pero la sección de Frías tiene mayores dificultades para avanzar.  Los derrumbes, las vigas caídas, los escombros del techo han bloqueado el paso, y tomando todas las precauciones posibles decide salir al patio para observar la situación. En la puerta de salida esperan Victo Cato, a cargo del pitón, mientras Luis Johnson y Rafael Ramírez sujetan la pesada manguera de cuero. Finalmente, Frías ordena salir al patio.
                 En el momento que ingresan, pisando treinta centímetros de agua y escombros, se siente el golpe inmenso del derrumbe del muro.
Rafael Ramírez
Y la confusión domina la escena. Víctor Cato, el más grave, es trasladado a la casa de un vecino, en calle San Miguel 35. Johnson es instalado en una cama puesta en la entrada de su casa por otro de los vecinos, en San Miguel 17. Ramírez se queja de las fracturas y heridas mientras también es sacado del lugar del accidente.
               A las tres y media de la tarde, y luego de haber procedido desesperadamente al rescate de sus compañeros, las últimas compañías de bomberos se retiraban a sus cuarteles.

Luis Johnson
 Lo que siguió después fue una negligencia criminal, si lo analizamos en las perspectiva de hoy. Los heridos, que están graves, han sido trasladados de un lugar a otro. Rafael Ramírez es llevado a pulso sobre una camilla hasta la calle Rozas 81. Otros dicen que Johnson ha sido trasladado a calle de las Agustinas. Finalmente es llevado a su casa ante la insistencia  de su esposa, Elvira Braniff. Víctor Cato está en el hospital, donde es atendido por los cirujanos del Cuerpo de Bomberos,
encabezados el voluntario de la 5a. Manuel Torres Boonen, y su colega Körner, junto a los médicos Letelier, Hidalgo y otros más que han llegado al lugar de la emergencia,  atienden a los tres heridos dispersos en distintas casas.
                  A las 2 y 40 minutos de la madrugada del 19 de marzo, fallece Rafael Ramírez. Poco después, a las 3. 45,  moría Luis Johnson. Víctor Cato sobreviviría  9 años, falleciendo en septiembre del año 1896.
El dolor destruye a las familias de Johnson y Ramírez. Cato vive solo. Y la ciudad se viste de luto para los funerales de Johnson y Ramírez, cuyas honras fúnebres se hacen en el mismo templo de la Gratitud Nacional. Son parte de la legión de los primeros mártires del Cuerpo de Bomberos después de Tenderini y de Ossa.
                  Víctor Cato resiste el dolor, el abandono y el olvido, inválido por el accidente. Y fallece nueve años después, siendo reconocido su sacrificio al morir y de inmediato desconocido. No fue considerado mártir al igual que sus dos compañeros de fila. Hasta que el 3 de julio de 2012, el Directorio reunido en sesión extraordinaria, reconocía finalmente los méritos de Víctor Cato Velasco para integrar la lista de mártires del Cuerpo de Bomberos de Santiago.
                 A 128 años del incendio que les quitó la vida, hemos querido recordarlos para que jamás sus nombres sean olvidados.




miércoles, 11 de febrero de 2015

Gavrilo Princip. Héroe o villano.

Gavrilo Princip en la prisión
Todos hemos escuchado ese nombre, aunque haya sido solo una vez en nuestra vida y cuando preparábamos el examen de Historia Universal. Y de seguro la gran mayoría lo debe haber olvidado. Pero aquellos a quienes apasiona la Historia, y han estudiado la Gran Guerra Mundial, seguramente lo recuerda. Fue el anarquista que el año 1914 mató en Sarajevo a Francisco Fernando, heredero al trono del  Imperio Austro-Húngaro y a su señora, desencadenando la Primera Guerras mundial.
¿Quién era Gavrilo Princip y qué fue de su existencia una vez que fue detenido? Esta es su historia.

Digamos primero que era un serbio-bosnio nacido en el pueblo de Obija, Bosnia, en 1894. Su tierra natal pertenecía en ese tiempo a los dominios del Imperio Austro-Húngaro, gobernado con mano dura por el emperador Francisco José I, de la casa de Habsburgo-Lorena. El emperador había asumido el trono en 1848, por lo que ese año de 1914 llevaba 66 años gobernando. 


En la permanente crisis que se vive en los Balcanes, los otomanos luchaban con los eslavos, los cristianos con los musulmanes, y los turcos contra  los armenios, cristianos y judíos.  En 1912 estallaba el primer conflicto entre Bulgaria y Serbia, sumándose Rumania, Montenegro y el Imperio Turco. En Turquía el movimiento encabezado por Kemal Atatürk y los Jóvenes Turcos destronaban al sultán Addul Hamid II. Una segunda guerra en los Balcanes terminará con Turquía reducida solo a Estambul (Constantinopla) en el lado europeo.
El Imperio austriaco se había anexionado Bosnia-Herzegovina y Serbia, generando el rechazo de los habitantes eslavos de la zona. Entre los grupos separatistas que aspiraban a un paneslavismo, es decir un gran estado de todos los pueblos eslavos, estaba La Joven Bosnia, en la que militaba el joven Gavrilo Princip. No fue fácil para Princip  integrarse, ya que había sido expulsado del colegio y rechazado en las organizaciones anarquista por ser muy joven y por su físico demasiado débil.

Convertido en anarquista, y habiendo aprendido el uso de las pistolas, bombas y navaja, Gavrilo Princip decidió vengar al joven Bogdan Zerajic que en 1908 intentó matar al emperador Francisco José, y que al fallar se había suicidado. Gavrilo visitó su tumba donde le rindió homenaje.
Princip dispara al heredero y a su esposa
En marzo de 1914 se entera que el heredero al trono austro-húngaro visitará Bosnia, y se prepara junto a dos de sus amigos, ambos menores de 20 años, para liberar a los eslavos del yugo imperial. Formó un grupo con otros nacionalistas serbios y croatas, los que recibieron instrucción y armas: pistolas, bombas y una cápsula de cianuro en caso de fracasar.
El príncipe Francisco Fernando se había dirigido cerca de Sarajevo a revisar las maniobras del ejército, pero ante la insistencia del gobernador imperial de Bosnia para que visitara el Museo de la ciudad, debió trasladarse en tren al centro del lugar. Gavrilo Princip y sus amigos se esparcieron por las calles para esperar la pasada de la comitiva. Eran siete autos los que llevaban a las más altas autoridades del Imperio y de Sarajevo.

Princip es detenido luego de disparar
Luego de distintos intentos fallidos por parte de los conjurados, donde las cápsulas de cianuro habían fracasado, Gavrilo Princip logra acercarse al vehículo imperial y hace dos disparos, matando al heredero y a su señora. En forma automática se echa el cianuro a la boca y apunta la pistola en su sien para suicidarse, pero es golpeado por una turba que se lo impide. A punto de ser  linchado es rescatado por dos oficiales bosnios que luego de darle sablazos con el plano de la hoja, lo llevan a una enfermería. Está vomitando por el cianuro, tiene heridas de sable y un brazo fracturado.

El comercio serbio es saqueado.
La respuesta de las autoridades fue inmediata. 200 líderes serbios detenidos antes de 48 horas, más tarde son 5.000 los ciudadanos serbios arrestados, de los cuales 150 son ahorcados. Las turbas católicas croatas y musulmanas de Bosnia arrasaron con el comercio y las casas de los serbios. Los integrantes de la organización anarquista son juzgados y condenados a la horca por el delito de alta traición. Pero a Gavrilo Princip le faltaban 27  días para cumplir los 20 años (mayoría de edad para ser ahorcado según las leyes austro-húngaras) y fue condenado a 20 años de trabajos forzados en la prisión de Terezin, en la actual República Checa. 
Mejor haber muerto ese día.

Herido, con el brazo quebrado, es llevado por los oficiales a la enfermería
Fueron años de tortura y terror para el preso. Cuando el alcaide de Terezin quiso cambiarlo de prisión, Gavrilo Princip le dijo: "No hay necesidad que me cambien de prisión. Mi vida se consume ya. Sugiero que me claven a una cruz y me quemen vivo. Mi cuerpo en llamas será una antorcha que ilumine a mi pueblo en el camino hacia la libertad".
El martirio diario consistía en colgarlo del techo usando su brazo quebrado, y alcanzando solo con la punta de los dedos de sus pies el piso húmedo de la celda. O encerrarlo en un tonel lleno de clavos haciéndolo rodar por la pieza. Y un plato de restos de comida cada cinco días.

Físicamente debilitado, tísico, y pesando menos de 40 kilos fue llevado a la enfermería donde falleció el 28 de abril de 1918, tan solo seis meses antes del término de la guerra.

Pasado el tiempo fue desenterrado junto a sus compañeros sacrificados, siendo sepultados con honores en una capilla en Sarajevo en 1920. Pero no habría reposo. Su casa convertida en museo fue destruida y restaurada una y otra vez durante los permanentes conflictos que hemos conocido estos años en la ex Yugoslavia.

Esa es la historia de Gavrilo Princip, un personaje cuyo nombre está indisolublemente ligado al estallido de la Primera Guerra Mundial.
Hoy, Gavrilo Princip es un héroe nacional.