jueves, 29 de octubre de 2015

La increíble guerra de los pasteles




Y no se trata de alguna escena cinematográfica ni una fiesta descontrolada. Fue un hecho de guerra ocurrido en 1838 al 1839 entre México y Francia. Y esta es su historia.

Los franceses desembarcan en Veracruz
Como algunos bien recordarán, un enfrentamiento entre colonos tejanos norteamericanos y tropas regulares mexicanas en el Álamo había significado la derrota de los invasores, persiguiendo el general y presidente mexicano Antonio López de Santa Anna a los restos que huían. Pero en la batalla de San Jacinto es sorprendido, derrotado y detenido, firmando el tratada de Velasco (14 de mayo de 1836) donde reconocía la independencia de Texas, como nuevo estado norteamericano.
El contralmirante Baudin
La política mejicana enfrenta a confederados y unitarios, con violentas manifestaciones. Y a propósito de una de estas, en Tucubaya, un francés de apellido Remontel y dueño de una pastelería acusó que varios oficiales del ejército de Santa Anna se habían comido unos pasteles sin pagarlos ¡en 1832!

Bombardeos de la escuadra francesa
El encargado de negocios de Francia en México, el barón Antoine-Louis Deffaudis, se fue a su país, convenció al gobierno y regresó con una flota de diez barcos de guerra a exigir el pago de los pasteles y otros daños provocados a sus ciudadanos en las revueltas. Una indemnización en total de 600.000 pesos, más 200.000 por gastos de la expedición, cifra gigantesca en ese tiempo. El gobierno del presidente Anastasio Bustamante se negó a pagar, iniciándose el bloqueo de Veracruz, con ataques y bombardeos. Pro Bustamante no se rinde, por lo que llega una nueva flota armada francesa al mando del contralmirante Charles Baudin a reforzar el ataque. Bustamante le pide al desprestigiado Santa Anna que asuma el mando del ejército, pero es derrotado y herido, perdiendo una pierna en el combate.
El general López de Santa Anna

La caída de México era inminente, pero la Flota británica de las Indias Occidentales, al mando de Sir Richard Packenham, se hace presente y obliga a los franceses a retirarse o a combatir. Presionados por la superioridad británica, se firma un tratado de tregua con México, donde estos últimos acuerdan cancelar los 600.000 pesos reclamados pero no los 200.000 de compensación solicitados.
La guerra había durado entre abril de 1838 y marzo de 1839, el mismo año en que Chile derrotaba a la Confederación peruano-boliviana de Andrés de Santa Cruz.

Y así terminaba una guerra absurda, pagándose por unos pasteles la cuenta más cara de la Historia.


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