Entre estos personajes que dominaron las decisiones políticas en los días de los inicios de la Patria Nueva figuraban además O'Higgins, y Bernardo Monteagudo, el mismo que tendría directa participación en el juicio y asesinato de los hermanos Juan José y Luis Carrera tres días después de la victoria de Maipú.
Antonio Márquez Allison ( Nueva Página)
domingo, 26 de mayo de 2019
Hace un año justo recordábamos al "Guerrillero"
El 26 de mayo de 1818 era asesinado el destacado hombre de letras, abogado, militar, espía y guerrillero Manuel Rodríguez. Y contábamos de sus dramáticos últimos días, acorralado por sus propios compatriotas y asesinado a campo traviesa. Todas las sospechas cayeron sobre un oficial español al servicio de Chile, Antonio Navarro. Nuevas investigaciones han ido aportando mayores antecedentes y hoy aparece como ejecutor director el comandante del regimiento Cazadores de los Andes, el coronel argentino Rudecindo Alvarado, integrante de la sección más dura de la logia Lautaro.
Entre estos personajes que dominaron las decisiones políticas en los días de los inicios de la Patria Nueva figuraban además O'Higgins, y Bernardo Monteagudo, el mismo que tendría directa participación en el juicio y asesinato de los hermanos Juan José y Luis Carrera tres días después de la victoria de Maipú.
Hemos tomado nuevamente la escritura para que nunca se olvide la muerte de este héroe de la Patria Vieja y la Reconquista, asesinado un día como hoy, hace 201 años.
Entre estos personajes que dominaron las decisiones políticas en los días de los inicios de la Patria Nueva figuraban además O'Higgins, y Bernardo Monteagudo, el mismo que tendría directa participación en el juicio y asesinato de los hermanos Juan José y Luis Carrera tres días después de la victoria de Maipú.
viernes, 25 de mayo de 2018
Una herida abierta hace 200 años.
Hoy es 26 de mayo de 2018, y han
pasado exactamente 200 años desde que uno de los hombres más carismáticos, más
valientes y atractivos fue asesinado por la espalda. Se llamaba Manuel, tenía
dos hermanos, Carlos y Ambrosio, y los tres eran abogados. Vivieron el periodo
complejo de la independencia, cuando el enemigo eran los realistas. Manuel fue
procurador de la ciudad, auditor de guerra del ejército de los Andes, nombrado
por el propio San Martín, fue coronel del ejército, amigo y colaborador de José
Miguel Carrera, y uno de esos pocos genios que entrega muy rara vez la patria.
Hace 200 años troncharon su vida de
un balazo por la espalda, en una acción siniestra y cobarde. Su cuerpo fue
destrozado por golpes de culatas y bayonetas, abandonado a merced de los
perros, y finalmente rescatado y ocultado por temor a las represalias.
Nada justifica tan escalofriante
crimen. Aquellos que secretamente se
pusieron de acuerdo para tan deleznable acción no tendrán descanso a pesar
del paso del tiempo. Porque Manuel Rodríguez Erdoyza, el hombre que arriesgando
su vida desbarató las defensas realistas para dar el triunfo a los soldados en
Chacabuco, no mereció tan trágico destino.
Alguien dirá que eran tiempos
difíciles, incluso justificará “por razones de estado” una decisión tan severa.
Pero los crímenes serán crímenes así pasen los siglos. Y los que quisieron
eliminarlo de la Historia no imaginaron que el guerrillero, a quienes han
cantado los más grandes poetas y cuya vida ha sido narrada por los grandes
escritores, sigue viviendo en el alma de un pueblo que lo recuerda con pasión y
respeto.
Doscientos años que se concentran en
una imagen eterna. El capitán Benavente, integrante de la unidad militar
argentina que le lleva detenido, le advierte a Rodríguez que va a ser asesinado
esa noche. En el papel de un cigarro que le extiende ha escrito “huid”. Podemos imaginar a Manuel
leyendo la palabra, sonriendo sin esperanza a su amigo carrerino como él, y
encender el cigarro mientras un español al servicio del gobierno de Chile le
apunta su pistola por la espalda. Cuando el enemigo eran los realistas fue
asesinado por sus propios compatriotas.
Han pasado doscientos años y no puede
esconderse con el olvido una de las
tragedias más profundas de nuestra Historia.
lunes, 19 de marzo de 2018
Días para recordar., para no olvidar.
Hace doscientos años Chile vive
momentos dramáticos en su lucha por independizarse de España. Hace doscientos
años los campos eran arrasados por combates, requisas obligadas, enganches sin
consentimiento para formar batallones y partir a la guerra. Eran días confusos,
inseguros.
Hace un par de días fue 19 de marzo,
y no creo que alguien se haya acordado del desastre en Cancha Rayada, cuando el
ejército “insurgente” era sorprendido en plena noche por las fuerzas realistas
mientras San Martín intentaba cambiar la ubicación de sus efectivos. Y esa
noche fue un completo desastre: soldados vagando entre muertos y explosiones,
con un fuego de fusilería que no dejaba espacio para cubrirse y menos reorganizarse.
Unos decían que O’Higgins estaba muerto, otros, que el muerto era San Martín.
Las malas noticias no hay que
preguntarlas. Se saben de inmediato. Y en Santiago apareció una vez más el
fantasma del miedo. Hacía casi cuatro años que los chilenos habían huido
despavoridos hacia Mendoza, después de la derrota en Rancagua. Y ahora
nuevamente empezaban a guardar sus ropas, sus chiquillos y sus pesos. No nos quedemos en los detalles de ese terror.
Solo veamos las luces y sombras que envuelven a la capital. Dicen que los
realistas van a matar a los patriotas sin piedad, como había ocurrido tiempo
atrás. Todos miran al general De la Cruz, a quien habían nombrado Director
Supremo Delegado, en ausencia de O’Higgins. ¿Qué hacer? Y desde las sombras
surge la figura apasionante del héroe popular, del que se había convertido en
leyenda en medio de la reconquista. Y sin dudarlo un instante, grita a los
aterrados fugitivos “Aún tenemos Patria, ciudadanos”.
Como un golpe eléctrico desatado por
los rayos los hombres y mujeres piden fusiles, los carrerinos lo apoyan con un
escuadrón de caballería nacido en ese instante, los Húsares de la Muerte. Eran
antiguos integrantes de los Húsares de la Gran Guardia de Carrera, que se
identificaban por lucir una barbilla recortada en el mentón.
La
reacción fue mágica. Y a pesar de la resistencia puesta por algunos oficiales,
el arsenal fue abierto para los improvisados defensores. Chile se había
salvado, pero el destino de Manuel Rodríguez quedaba en las manos de los
fantasmas que reaparecían, vivos aunque heridos, de O’Higgins y San Martín.
Había que organizar la defensa del país ante el avance de los realistas. Solo
no estaba claro si habría un lugar para el guerrillero.
martes, 21 de junio de 2016
Dos amigos, bomberos hasta la muerte
En el día de hoy, 21 de junio, me llamó mi amigo Felipe Valenzuela, para recordarme que se cumplía un aniversario más del fallecimiento de José Luis Claro, fundador del Cuerpo de Bomberos de Santiago. Le agradecí su recuerdo y le agregué una coincidencia histórica. En 1826 nacieron José Luis Claro y Manuel Recabarren Rencoret, ambos en la ciudad de Santiago. Ambos no cumplían aún los 25 años cuando se unen al gran movimiento revolucionario de su época, encabezado por Francisco Bilbao y el hijo de José Miguel Carrera, José Miguel Carrera Fontecilla. Ambos se incorporan a la Sociedad de la Igualdad de Bilbao, ambos son deportados por el régimen de Manuel Bulnes y ambos luchan codo a codo en el Motín del 2 de abril de 1851 para evitar que Manuel Montt sea presidente.
Manuel Recabarren |
José Luis Claro |
De ahí en adelante sus vidas siguen en distintos ámbitos. Recabarren es radical, alcanza el grado de Gran Maestro en la masonería, y será ministro y senador de la república, pacificador de la Araucanía y fundador de Temuco. Claro será balmacedista y en la revolución de 1891 será detenido.
El año 1901 marca el fin de las existencias de ambos personajes. Manuel Recabarren fallece el 4 de junio y José Luis Claro el 21 de junio.
Ea bueno recordarlo para entregar más antecedentes a los amantes de la historia de los bomberos.
jueves, 29 de octubre de 2015
La increíble guerra de los pasteles
Y no se trata de alguna escena cinematográfica ni una fiesta
descontrolada. Fue un hecho de guerra ocurrido en 1838 al 1839 entre México y
Francia. Y esta es su historia.
Los franceses desembarcan en Veracruz |
Como algunos bien recordarán, un enfrentamiento entre
colonos tejanos norteamericanos y tropas regulares mexicanas en el Álamo había
significado la derrota de los invasores, persiguiendo el general y presidente
mexicano Antonio López de Santa Anna a los restos que huían. Pero en la batalla
de San Jacinto es sorprendido, derrotado y detenido, firmando el tratada de
Velasco (14 de mayo de 1836) donde reconocía la independencia de Texas, como
nuevo estado norteamericano.
El contralmirante Baudin |
La política mejicana enfrenta a confederados y unitarios,
con violentas manifestaciones. Y a propósito de una de estas, en Tucubaya, un
francés de apellido Remontel y dueño de una pastelería acusó que varios
oficiales del ejército de Santa Anna se habían comido unos pasteles sin
pagarlos ¡en 1832!
Bombardeos de la escuadra francesa |
El encargado de negocios de Francia en México, el barón
Antoine-Louis Deffaudis, se fue a su país, convenció al gobierno y regresó con
una flota de diez barcos de guerra a exigir el pago de los pasteles y otros
daños provocados a sus ciudadanos en las revueltas. Una indemnización en total
de 600.000 pesos, más 200.000 por gastos de la expedición, cifra gigantesca en
ese tiempo. El gobierno del presidente Anastasio Bustamante se negó a pagar,
iniciándose el bloqueo de Veracruz, con ataques y bombardeos. Pro Bustamante no
se rinde, por lo que llega una nueva flota armada francesa al mando del
contralmirante Charles Baudin a reforzar el ataque. Bustamante le pide al
desprestigiado Santa Anna que asuma el mando del ejército, pero es derrotado y
herido, perdiendo una pierna en el combate.
El general López de Santa Anna |
La caída de México era inminente, pero la Flota británica de
las Indias Occidentales, al mando de Sir Richard Packenham, se hace presente y
obliga a los franceses a retirarse o a combatir. Presionados por la
superioridad británica, se firma un tratado de tregua con México, donde estos
últimos acuerdan cancelar los 600.000 pesos reclamados pero no los 200.000 de
compensación solicitados.
La guerra había durado entre abril de 1838 y marzo de 1839, el mismo año en que Chile derrotaba a la Confederación peruano-boliviana de Andrés de Santa Cruz.
Y así terminaba una guerra absurda, pagándose por unos
pasteles la cuenta más cara de la Historia.
sábado, 3 de octubre de 2015
Alguien dijo que la Guerra de 1879 fue provocada por Inglaterra.
Nada es más dramático que una guerra entre países, y la historia
universal es clara demostración de lo que señalamos. Miles de años de guerra
han cobrado millones de víctimas y generado tremendos desastres humanos. Y nuestro
país también debió enfrentar episodios bélicos en varias oportunidades durante el agitado
siglo diecinueve.
Las guerras por la independencia que se inician en 1813 en
tiempos de José Miguel Carrera, y que se van a prolongar en el tiempo bajo
distintas circunstancias y nominaciones: reconquista, patria nueva, toma de
Valdivia, anarquía, incorporación de la isla de Chiloé, la guerra a muerte, y así
una y otra vez tratando de consolidarse como país y como territorio. Y con
nuestros vecinos en más de alguna oportunidad, como la guerra contra la
Confederación peruano-boliviana de 1837-1839, contra España por apoyar a Perú
en 1865-1866, y finalmente la Guerra del Pacífico o del Salitre, entre 1879 y
1883.
General boliviano Hilarión Daza |
Esos son los momentos de nuestra historia. Y si no hubo más
conflictos en esos años, es porque Chile se sometió a la "buena
vecindad" más que a la defensa de sus derechos. Y muestra de ello es la
venta boliviana de la Puna de Atacama a Argentina, en momentos en que era
territorio chileno conquistado en la guerra del Pacífico (1883). Bolivia posteriormente
negoció su territorio perdido con Argentina (en clara actitud bélica contra
Chile) quedándose Buenos Aires con 64.000 kilómetros cuadrados y Chile solo con
11.000 de los 75.000 kilómetros
cuadrados conquistados por Chile en la guerra.
Y así pasó con la Patagonia, Laguna del Desierto y otros
casos.
Pero en un discurso de la semana pasada, el presidente boliviano
señaló que la guerra del Pacífico había sido provocada por Inglaterra, concepto
que muchos repiten sin reflexión profunda. La crisis comenzó cuando Bolivia
desconoció los tratados y se enfrentó a la Compañía de Ferrocarriles y Salitre
de Antofagasta, de propiedad de chilenos en un 65 por ciento, mientras el 35
por ciento restante pertenecía a la Casa Gibbs de Londres, por lo tanto era
mayoritariamente chilena.
El intento boliviano de expropiar y rematar las salitreras
fue la causa del desembarco chileno en Antofagasta el 14 de febrero de 1879. El 1 de marzo de 1879, Bolivia se declaraba
en estado de guerra con Chile. En el artículo 1° de esta declaración se lee: "Queda cortado todo comercio
y comunicación con la República de Chile mientras dure la guerra que ha
promovido a Bolivia".
Coronel Thomas North |
Solo
cuando Perú reconoció la existencia de un Tratado Secreto entre A todo esto, el futuro rey del salitre, el aventurero inglés
Thomas North había llegado diez años (1869) y trabajaba en Iquique, entonces
puerto peruano. Recordemos que el presidente Manuel Pardo había establecido la ley del estanco
en las salitreras, y entregado bonos o certificados a plazo a sus propietarios.
En 1878 North arrendó las oficinas de la Compañía de Aguas de Tarapacá. Allí
comenzó a hacer su fortuna, junto con la compra de algunas salitreras a bajo
precio.
Pero de allí a creer que North o el Imperio Británico provocaron
la guerra es uno más de los mitos que hemos escuchado antes y que seguimos
escuchando incluso de personas que imaginamos se informan bien antes de emitir
sus opiniones.
Los negocios de North forman parte de una historia que
comienza luego de la capitulación de Lima en enero de 1881, cuando cobra las
acciones correspondientes a las salitreras vendidas por Perú anteriormente. Y
esa es otra historia.
domingo, 27 de septiembre de 2015
El irlandés que encontró una salida al mar para Bolivia.
A veces tanta
información termina por confundirnos, como ha ocurrido con el fallo de la Corte
Internacional de Justicia de La Haya. Si algo queda claro es que se va a
iniciar un proceso judicial en el cual deberán cumplirse las siguientes etapas:
Chile debe enviar por escrito su Contra-memoria para enfrentar la argumentación
boliviana. Luego Bolivia deberá presentar en forma oral su Réplica a la
argumentación chilena y finalmente Chile deberá presentar su Dúplica, para
rebatir la última argumentación boliviana. Recién ahí se cierra el caso y, para
eso, aún faltan varios años.
Lo que nos podría
interesar ahora es saber por qué Bolivia dice que nació con litoral en 1825,
argumento planteado incluso por los jueces de La Haya. Y quiero retroceder un
poco antes de los días de la independencia.
Como bien sabemos
todos, Chile abarcaba desde el desierto de Atacama (frontera natural con Perú)
y por el norte ocupaba extensos territorios de la actual república Argentina,
incluyendo Mendoza, Cuyo y otras zonas. Es por eso que en su Recopilación de las Leyes de los Reinos de
Indias, el rey Felipe IV establecía en la ley n°5 que la frontera de la audiencia de Lima
alcanzaba, en forma exclusiva, por el sur hasta la frontera con Chile. Y en el
caso de la Audiencia de Charcas (actual Bolivia), la ley n° 9 señalaba que limitaba al sur con Chile,
precisamente porque entonces el actual norte argentino pertenecía a la
Capitanía General de Chile, como lo señalamos más arriba. Esto quedaba así
establecido en 1680.
Y cuando se crea el
virreinato de La Plata (Buenos Aires) en 1776, ese norte que pertenecía a Chile
se le entrega a la nueva organización política y administrativa creada por
España. Charcas pasaba a depender ahora de Buenos Aires.
El mariscal Antonio José de Sucre |
Entre los
fundamentos de la demanda boliviana se señala que “los Derechos de Bolivia
sobre su territorio de Atacama, junto al Océano Pacífico, se remontan a los
tiempos de las culturas precolombinas, y tienen una incontrovertible legitimidad
jurídica, desde la Colonia española”. Solo basta recordar que en
tiempos prehispánicos no existían los actuales países latinoamericanos y que el
imperio Inca (peruano) llegaba hasta el Maule.
Pero volvamos al tema inicial.
Al declararse la independencia argentina en 1810, Charcas
había vuelto a depender del Virreinato del Perú. Por eso, con la victoria
patriota de Ayacucho (1824) desaparecía el virreinato peruano y el Alto Perú,
ahora República de Bolívar, lograba su independencia. Territorio mediterráneo
desde tiempos coloniales, obliga a Bolívar a buscar una salida al mar. La
salida lógica es el puerto peruano de Arica, pero el entonces presidente del
Consejo de Gobierno peruano que ha reemplazado a Bolívar, el mariscal boliviano
Andrés de Santa Cruz, rechaza la solicitud.
Entre los oficiales de Bolívar se había integrado el
irlandés Francis Burdett O'Connor, quien había llegado a América del sur en
1819, con oficiales y hombres de tropa para integrarse a la división
angloirlandesa de Venezuela. Luego de varios encuentros militares con los
realistas se une al ejército de Bolívar participando en la batalla de Junín. Se
convierte en periodista, se casa, y es nombrado gobernador de Tarija, donde
llama a los irlandeses a poblar la nueva república.
Es entonces cuando Bolívar y Sucre encomiendan a Francis
Burdett O'Connor, este coronel irlandés al servicio de la independencia, para
encontrar un puerto para Bolivia. Luego de recorrer extensas regiones, Burdett
establece que la caleta de pescadores changos llamada Cobija será ese puerto. Y
el 8 de diciembre de ese año 1825, Bolívar proclama a Cobija como el Puerto
Nacional de Bolivia.
Para comprender mejor el tema, leamos la carta enviada
por el mariscal Antonio José de Sucre a O'Connor:
Francis Burdett O'Connor, ya anciano |
"Al Señor Coronel
Jefe de Estado Mayor General, Francisco Burdett O'connor
Señor:
Su excelencia el
Libertador ha tenido á bien conferir á Usia una comisión de suma importancia,
la cual, verificada con buen suceso, le granjeará no solo honra, sinó gratitud
de todos los pueblos del Alto-Perú" y seguía diciéndome: que esta nueva
república, carecia [sic] de un
puerto de mar; que me dirijiese á la costa de Atacama, levantase un mapa del
Loa, Cobija, Mejillones y Paposo y habilitase para el comercio el que encontrase
mejor". (Recuerdos, de Francisco Burdett O'Connor)
Y en sus memorias agrega:
"Al
día siguiente (10 de diciembre de 1825) emprendimos el reconocimiento de todos
los puertos mencionados en mis instrucciones, y hallamos que el de Cobija tenía
el mejor fondo para ancla y el puerto más cómodo también, aunque escaso de
agua, pero de poder aumentar la cantidad".
O'Connor será
destinado más tarde a reorganizar las tropas peruanas y bolivianas que ahora se
han integrado a la Confederación creada por Andrés de Santa Cruz y que
significará la guerra de Chile contra la Confederación peruano boliviana de
1837 a 1839.
Así comenzó la
historia que todavía no termina. Y el papel que jugó el irlandés Francis
Burdett O'Connor en ella.
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